Jesús carga con su Cruz

Hablar de cargar la cruz me hace replantearme y pensar en nuestra cotidianidad como cubanos y cubanas. Y preguntarme ¿cuáles son hoy nuestros maderos? Los experimentamos en los jóvenes con sueños y proyectos de que se frustran; hombres y mujeres que gastaron sus vidas creyendo en una idea y hoy llevan el peso del remordimiento y la frustración; ancianos con miradas angustiadas porque perdieron la esperanza y gastaron sus vidas en promesas que nunca se cumplieron; voces que tienen que hacer silencio por la obligación de callar; amigos y familias que emigraron con una mochila de dolor (en los que se van y los que se quedan). Familias divididas, generaciones rotas, valores que son violentados, el pan nuestro de cada día que suele ser un lujo tenerlo en la mesa, necesidades básicas que cada día son más complejas de satisfacer con un sudor digno. Dolor, desesperanza e impotencia. Hoy cargamos con todo ello pero con la mirada puesta en Jesús quien prometió nunca abandonarnos.