Jesús encuentra a su madre

 Es un desafío vivir y anunciar la fe en Uruguay ya que es un país laicista donde la religión queda recluida al ámbito privado. 

La condena a muerte de Jesús fue el producto de su subversión ante el orden político y religioso de la época. Cristo eligió su camino de radical entrega a la construcción del Reino. Muchos lo siguieron, pero muchos también lo quisieron callar. Aun así, sabiendo lo que le podía pasar, Jesús siguió adelante, enfrentándose a los poderosos, renovando la Ley y la Alianza. Esto lo llevó a la muerte.

María debió haber sentido, desde el momento en que Jesús asumió su rol en la vida adulta, un enorme miedo. Quizás imaginaba el destino que le esperaba a su Hijo. Sin embargo, no se interpuso en su camino, porque en el fondo sentía que lo que Él hacía era lo correcto.

Las madres y los padres estamos en cierta forma llamados a imitar a María: aceptar el camino que nuestros hijos elijan, más allá de lo doloroso que nos pueda resultar, cuando sentimos que ese es el camino.

Varias preguntas me surgen de la contemplación de esta Cuarta Estación: ¿Cuánto de María hubo en Jesús? ¿Qué enseñanzas le dejó en su infancia que se reflejaron en su vida adulta? ¿Imaginó María el destino que le esperaba a su Hijo? ¿Seremos los padres de hoy capaces de aceptar y estar en paz con las decisiones de nuestros hijos, aun cuando sabemos que pueden hacerlos sufrir?