Santa Claudina Thévenet (Madre María de San Ignacio)
Fundadora de la Congregación de las Religiosas de Jesús-María

  • Nacimiento: 30 de marzo de 1774 – Lyon, Francia
  • Fundación de la Congregación: 6 de octubre de 1818
  • Profesión Religiosa: 25 de febrero de 1823
  • Muerte: 3 de febrero de 1837 – Lyon, Francia
  • Últimas Palabras: «¡Qué bueno es Dios!»
  • Beatificación: 4 de octubre de 1981 – Roma, Italia
  • Canonización: 21 de marzo de 1993 – Roma, Italia

DIOS TE HA ELEGIDO

“Dios te ha elegido… responde a su llamada”. Estas palabras del Padre Coindre a Claudina Thévenet el 31 de julio de 1818 y el valiente SI de su respuesta, la orientaron hacia la funda­ción de la Congregación de las Religiosas de Jesús-María. Durante toda su vida Claudina se mantendrà atenta a las llamadas de Dios y no tendrà otra ambición que agradarle en todo, manifestar a todos su bondad y conducirlos así al conocimiento y al amor siempre creciente a Jesús y a María.

Nacida en Lyon en una familia de comerciantes en seda, recibió una cuidadosa educación. Muy joven aún, Glady, como se la llama familiarmente, se convierte en el “àngel del hogar”. Los sufrimientos no le faltarán: conce los horrores de la Revolución francesa, ve morir a dos de sus hermanos, asesinados cruelmente. Busca entonces en los Corazones de Jesús y de María el valor para responder a una de las llamadas mas exigentes de su vida: “Perdona, Glady, como nosotros perdonamos”.

Su compasivo corazón se conmueve ante las miserias que ha dejado la Revolución. Son, sobre todo, los niños y los jóvenes abando­nados y quienes viven en la ignorancia religiosa el principal objeto de su interés. Claudina responderá a las llamadas que le vienen de estas necesidades, fundándo una Providencia con la colaboración de sus jóvenes compañeras reunidas en la Asociación del Sagrado Corazón.

Las palabras del Padre Coindre le ayudan a comprender claramentela llamada a la vida religiosa. La noche del 5 al 6 de octubre de 1818 deja definitivamente a su madre anciana para consagrarse enteramente a las niñas y a las jóvenes, especialmente a las más pobres y desfavorecidas. “Me parecía haberme lanzado a una empresa loca sin ninguna garantía de éxito”. Pronuncia entonces el SI de la fe.

Su pedagogía se basa en el amor, en la bondad y en la prevención. Junto a ella y a sus compañeras, mujeres valientes, enérgicas, amantes de su misión, las jóvenes adquieren las cualidades sólidas que les ayudan a afrontar la vida. Por su tarea educativa Claudina contribuye a hacer un mundo más bello. Ha dado respuesta a la llamada de su tiempo.

Claudina ha vivido la experiencia de Dios, se ha entregado totalmente a Él y, confiada, se lanza a una aventura que alcanza la máxima intensidad en sus últimas palabras : “¡Qué bueno es Dios!”

ORACIÓN

Dios y Padre nuestro, que favoreciste a Santa Claudina Thévenet con una experiencia íntima de tu bondad misericordiosa, la llamaste a consagrar su vida a la educación de la juventud y le concediste encontrar en el Corazón de tu Hijo un celo ardiente por hace conocer y amar a Jesús y a María; haz que, a ejemplo suyo, seamos también nosotros testigos de tu amor, entregados por completo a la acción de tu espíritu y atentos a las necesidades de nuestros hermanos, sobre todo de los más pobres.
Te pedimos por su intercesión, nos concedas, para alabanza de tu gloria, la gracia que te suplicamos.

– Con aprobación eclesiástica